Las evaluaciones psicológicas son llevadas a cabo a través de diferentes herramientas, pertinentemente seleccionadas de acuerdo a los objetivos propuestos y las especificaciones de cada caso.
Se utilizan para medir y evaluar características psicológicas específicas de un individuo y sus rasgos generales de personalidad, contrastándolos con datos normativos poblacionales. Recurren a estímulos concretos cuya respuesta se encuentra estandarizada y representada mediante una puntuación que informa acerca del desempeño o característica de una persona en esa área.


Se utilizan para evaluar de modo sistemático con medios estandarizados la personalidad individual como estructura global. Son instrumentos especialmente sensibles para detectar y revelar aspectos inconscientes de la persona, estimulando la imaginación del sujeto mediante la ambigüedad de los estímulos que las pruebas plantean.
Permiten determinar el estado cognitivo de un individuo y conjuntamente evaluar sus potencialidades y debilidades, distinguiendo las capacidades preservadas y aquellas eventualmente afectadas. Se evalúan las siguientes funciones: memoria, atención, concentración, funciones ejecutivas, toma de decisiones, capacidad de aprendizaje, lenguaje y cognición social.
Principales variables que evaluamos